Doy gracias de que el libro de Santiago es
claro cuando describe la religión o la fe verdaderas: «La religión pura y sin
mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas
en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo» (1:27). ¡Qué concepto
tan estimulante! La «religión verdadera», la fe genuina, es una expresión de
nuestra comunión con Dios. Una prueba de nuestra identidad en Cristo es la
forma en que nos ocupamos los unos de los otros, para extender una mano al más
débil y vulnerable, a aquellos que necesitan más ayuda.
La religión verdadera no es una ropa que se
pone y se quita, sino un noble desafío sobre cómo vivir delante de un Dios
santo y de los demás.
No anuncias una
religión mediante una etiqueta, sino viviéndola. (RBC)