Dios espera esta clase de generosidad de
parte de Su pueblo. En Deuteronomio 15, Moisés señaló la realidad de la pobreza
y la manera en que los más ricos deben ocuparse del tema. A estos se les
advirtió sobre cuatro peligros:Un corazón endurecido, que ignora las
necesidades de los pobres (v. 7). Una mano cerrada, que retiene lo que les
falta a los pobres (v. 7).
Un pensamiento perverso, que vacila en cuanto
a prestar dinero a los pobres o se niega a hacerlo porque se aproxima el año de
cancelar las deudas (v. 9).Un espíritu mezquino, que es renuente a satisfacer
las necesidades de los pobres que hay entre ellos (v. 10). No sólo se les
advirtió sobre el egoísmo, sino que, más importante aun, se los instó a ser
espontáneamente generosos (vv. 8,10,11).
El pueblo de Dios siempre debe tener un
espíritu generoso hacia los pobres. Abramos nuestros corazones y nuestras
manos. —MLW
La generosidad nace
de un corazón que ha experimentado la gracia de Dios. (RBC)