En cuanto a mi vida, muchas cosas se aclaran (aunque no con perfección; sobre los caminos sabios y amorosos del Señor cuando reflexiono sobre cómo ha dirigido Él mi travesía con «las obras de [Sus] manos» (Salmo 91/92:4). Como al salmista, me da alegría y despierta una nota de alabanza en mi corazón ver cuán a menudo y con qué fidelidad Dios me ha ayudado y dirigido, y controlado las consecuencias (Salmo 110/111).
Sin embargo, al mirar el futuro, no siempre es tan claro. ¿Alguna vez tuviste ese sentimiento de incertidumbre cuando el camino por delante parece sinuoso, nublado y aterrador? Antes de comenzar el nuevo año, detente y mira por el espejo retrovisor el año que ha pasado, y con gozo, date cuenta de que Dios hablaba en serio cuando dijo: «No te desampararé, ni te dejaré». Entonces, podemos decir con determinación: «El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre» (Hebreos 13:5-6).
Recordando la promesa de la presencia y la ayuda de Dios, puedes comenzar el 2011 con suma confianza.
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“La guía de Dios en el pasado nos da confianza para el futuro”.(RBC)