Tal como Jonás, si no tenemos cuidado,
podemos «aparentar estar bien» espiritualmente por fuera, pero con el corazón
alejado de Dios. A Él le importa más nuestra condición interior. Su Palabra es
«más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el
espíritu» (Hebreos 4:12). Con ella, el Señor realiza una cirugía divina que
extirpa la codicia, la deshonestidad, el odio, el orgullo y el egoísmo que
habitan en las oscuras profundidades de nuestro corazón.
Así que, la próxima vez que el Espíritu Santo
te convenza de pecado y te pregunte sobre tu mala actitud (ver Jonás 4:4),
presta mucha atención. Entrégate a Él y permite que te cambie desde adentro
hacia fuera.
Si Dios te controla
por dentro, serás auténtico por fuera. (RBC)