Suelo pensar que sus hábitos para las compras
se parecen mucho a lo que Dios busca en nuestra vida: lo que cuenta es lo que
está adentro, independientemente de cuán atractivo pueda ser el exterior. No es
extraño que el narrador de la sabiduría de Proverbios nos advierta sobre lo que
entra en nuestro corazón, «porque de él mana la vida» (Proverbios 4:23).
Vestirnos según la moda y mantenernos jóvenes tiene poca importancia si
interiormente abrigamos avaricia, odio, mal humor, autoconmiseración y otros
elementos contraproducentes.
Así que, pregúntate: Cuando los demás
observan el envoltorio de mi vida, ¿ven un corazón lleno de ingredientes
saludables y que honran al Señor? Añadiendo gracia, bondad, paciencia y
compasión, reflejaremos la naturaleza maravillosa de Cristo.
El contenido de tu
corazón es más importante que el envoltorio. (RBC)