Es irónico que el Museo de Guerra haya estado
donde antes se encontraba Bedlam. Al recorrer el museo, además de ver historias
de heroísmo y de sacrificio durante la guerra, también se encuentran relatos
escalofriantes de la locura que generan los sentimientos inhumanos entre los
hombres. Es una muestra del mal: desde el genocidio moderno y la limpieza
étnica hasta el horror del Holocausto.
Salomón observó la tendencia de la humanidad
al mal y la describió diciendo que son aquellos «que se alegran haciendo mal,
que se huelgan en las perversidades del vicio» (Proverbios 2:14). Aunque esto
tal vez describa gran parte del mundo que nos rodea, los seguidores de Cristo
tienen una manera renovadoramente diferente de enfrentar la vida. Pablo nos
desafía, diciendo: «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal»
(Romanos 12:21). Las acciones centradas en Cristo, tales como vivir con
principios morales (v. 17), procurar la paz (v. 18) y tratar bien a nuestros
enemigos (v. 20) beneficiará al mundo.
Si cada uno de nosotros viviera reflejando el
amor de Dios, quizá habría muchos menos «bedlam».
No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal
(Romanos 12:21). (RBC)