Después
de un tiroteo en una escuela primaria, donde murieron varios niños, muchas
personas se sintieron impulsadas a ayudar. Algunas donaron sangre para los
heridos, otras ofrecieron a los colaboradores almuerzos y café sin cargo en sus
restaurantes. Algunas escribían cartas de consuelo o simplemente abrazaban a
los afectados. Enviaban dinero y ositos de regalo para los niños u ofrecían consejos.
La gente encontraba maneras de servir según su personalidad, capacidad y
recursos.
La
historia de José, en la Biblia, relata cómo utilizó sus talentos para jugar un
papel importante al brindar su ayuda a las personas para que sobrevivieron a
una hambruna de siete años (Génesis 41:53-54). En su caso, él pudo anticiparse
a la situación, ya que sabía que se acercaba una época difícil. Después de
advertirle a Faraón, el rey de Egipto, que vendrían años de escasez, este lo
puso a cargo de los siete años de preparativos. José utilizó la sabiduría y el
discernimiento que Dios le dio para preparar la nación (41:39). Después, cuando
«el hambre estaba por toda la extensión del país […] abrió José todo granero»
(v. 56). Pudo incluso ayudar a su propia familia (45:16-18).
Estas
historias revelan el sentir del corazón de Dios por el mundo. Él nos ha
preparado y nos ha hecho lo que somos para que nos ocupemos de los demás de
todas las maneras en que nos guíe a hacerlo.
La
compasión brinda lo necesario para sanar. (RBC)