Los complicados sistemas de posicionamiento
global actuales son solo una pequeña analogía de lo que Dios puede hacer. Él le
prometió a Israel: «El Señor te guiará continuamente…» (Isaías 58:11 lbla). El
salmista sabía que no podía ir a ningún lugar sin que Dios no supiera dónde
estaba (Salmo 139:7-8). Mucho antes de los GPS, el Señor ya estaba sentado
«sobre el círculo de la tierra» (Isaías 40:22) y veía todo.
Saber que hay alguien que nos rastrea
dondequiera que estemos puede darles miedo a quienes tratan de esconderse. Pero
para el creyente, esta verdad brinda gran gozo y seguridad. Independientemente
de dónde se encontrara, el salmista confiaba en que la mano de Dios lo guiaría
(Salmo 139:10).
El Señor ha prometido guiarte y acompañarte
hoy. Es el mejor Guía que puedas tener, y desea llevarte por los senderos
correctos.
Para no equivocarte
de camino, deja que Dios te guíe. (RBC)