
A veces los creyentes tienen su propia clase de negación plausible. Declaramos desconocer nuestra conducta equivocada, ponemos excusas o culpamos a otros; pero Dios sabe la verdad. La Biblia nos dice: «El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón» (1 Samuel 16:7). Esto es cierto cuando el corazón es puro y también cuando está corrompido y encubierto con falsas declaraciones de inocencia. Podemos engañar a otras personas que sólo nos ven por fuera, pero Dios conoce la realidad de nuestro corazón, sea bueno o malo.
Por lo tanto, es sabio confesar con humildad nuestras ofensas al Señor. Él desea que admitamos la verdad (Salmo 51:6). La única manera de librarnos del pecado y restaurar nuestra comunión con Dios es reconocerlo y confesárselo a Él (vv. 3-4).

Podemos conseguir engañar a otros, pero Dios conoce nuestro corazón.(RBC)