En mayo de 1945, durante la batalla de Okinawa, en la Segunda Guerra Mundial, Doss arriesgó varias veces su vida para rescatar a cientos de hombres heridos. Por sus acciones generosas, se ganó la gratitud y el respeto de sus antiguos críticos y de aquellos cuyas vidas había salvado.
Frente a la crítica injusta, Pedro les dijo a sus compañeros cristianos: «Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis» (1 Pedro 3:14). Los instó a honrar a Dios en sus corazones y a estar preparados para responder de manera respetuosa a todo el que preguntara sobre la esperanza que ellos tenían (v. 15).
Que nuestra respuesta a un mundo sufriente, que suele ser hostil a Cristo, sea tal que demuestre el amor de Dios.
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Devolver bien por bien es humano; devolver bien por mal es divino.(RBC)