Tal vez el mundo crea que esta manera de pensar no tiene sentido, ya que no entiende al corazón que busca la satisfacción y el contentamiento verdaderos por encima del intento de lograr más riquezas y fama. Esto es particularmente cierto cuando se trata de nuestra decisión de vivir para Cristo. Pero este concepto que el mundo tiene de nuestra insensata lealtad podría ser la mejor manera de representar ante todos las metas distintas del Maestro. Pablo escribió: «… sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte» (1 Corintios 1:27).
Comprometernos a vivir según los principios del reino podría tildarnos de ilógicos a los ojos del mundo, pero puede generar honra a nuestro Dios.

Los valores esenciales carecen de valor a menos que reflejen los valores divinos.(RBC)