En cuanto a mi vida, muchas cosas se aclaran
(aunque no con perfección; sobre los caminos sabios y amorosos del Señor cuando
reflexiono sobre cómo ha dirigido Él mi travesía con «las obras de [Sus] manos»
(Salmo 92:4). Como al salmista, me da alegría y despierta una nota de alabanza
en mi corazón ver cuán a menudo y con qué fidelidad Dios me ha ayudado y
dirigido, y controlado las consecuencias (Salmo 111).
Sin embargo, al mirar el futuro, no siempre
es tan claro. ¿Alguna vez tuviste ese sentimiento de incertidumbre cuando el
camino por delante parece sinuoso, nublado y aterrador? Antes de comenzar el
nuevo año, detente y mira por el espejo retrovisor el año que ha pasado, y con
gozo, date cuenta de que Dios hablaba en serio cuando dijo: «No te desampararé,
ni te dejaré». Entonces, podemos decir con determinación: «El Señor es mi
ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre» (Hebreos 13:5-6).
Recordando la promesa de la presencia y la
ayuda de Dios, puedes comenzar el 2014 con suma confianza.
“La guía de Dios en el pasado nos da confianza para el
futuro”. (RBC)