Ese proyecto me enseñó tanto sobre la vida
como sobre la ciencia. Aprendí que no puedo cambiar la dirección de las cosas
si estoy en la orilla del río. Tengo que meterme en la corriente de la vida y
permanecer allí para desviar su flujo. Esto fue lo que hizo Jesús. La Biblia se
refiere a la salvación como una roca (2 Samuel 22:47; Salmo 62:2, 6-7), y el
apóstol Pablo explica que Cristo es esa Roca (1 Corintios 10:4). Dios colocó a
Jesús en la corriente de la historia para cambiar su curso.
Cuando permanecemos firmes en Cristo,
trabajando intensamente en la obra del Señor, Dios nos utiliza para modificar
el curso de la historia mediante acciones obedientes que dirigen a otras
personas hacia Él.
«Asegúrate de poner
tus pies en el lugar correcto; después, mantente firme». —Abraham Lincoln
(RBC)