Se te mete en la cabeza. Te perfora. Te
taladra la mente. A todos nos ha sucedido que, por alguna razón, una melodía se
nos pega y resuena permanentemente en nuestra cabeza, sin que podamos sacarla.
Mi pesadilla personal es la canción de Disney, que puede enseñarse en la
escuela dominical: Muy pequeño el mundo es.
Dicen que la única manera de
deshacernos de esta invasión insidiosa es reemplazándola con otra melodía: la
canción «limpiadora». Palabras nuevas y una melodía renovada pueden desalojar
la anterior.
Quizá podríamos usar también una
canción limpiadora para nuestros pensamientos. Cuando ideas pecaminosas o
vengativas nos invaden la mente, leer la Palabra de Dios y meditar en ella
puede ayudarnos a limpiar lo que pensamos.
Las Escrituras nos exhortan a amar al
Señor «con todo [nuestro] corazón, y con toda [nuestra] alma, y con toda
[nuestra] mente» (Mateo 22:37), y a «no [conformarnos] a este siglo, sino
[transformarnos] por medio de la renovación de [nuestro] entendimiento»
(Romanos 12:2). Nos enseña a pensar en lo verdadero, honesto, justo, puro,
amable, admirable, excelente, digno de alabanza (Filipenses 4:8).
Cuando nuestra mente se desvía hacia lo
malo, el mejor «limpiador» es permitir que la sabiduría de la Biblia penetre
nuestros pensamientos y corazón (2 Timoteo 3:16).