Este suceso me hizo pensar en una mesa aún
más grandiosa alrededor de la cual los creyentes en Cristo se reúnen para
compartir la Santa Cena. En esta reunión de comunión, recordamos la muerte de
Jesús por nosotros y anunciamos su ansiado regreso, el clímax de la historia.
Justo antes de que Jesús fuera crucificado,
compartió la cena de la Pascua con sus discípulos, y les dijo: «… no beberé más
de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en
el reino de mi Padre» (Mateo 26:29).
La mesa del Señor reúne a todos aquellos a
quienes Cristo ha redimido por su sangre, «…de todo linaje y lengua y pueblo y
nación» (Apocalipsis 5:9). Un día, en una escena de comunión y gozo, todos los
que son de Cristo se sentarán junto con Él a la mesa que eclipsará aquella
reunión de la autopista alemana. ¡Con gozo, anticipamos el momento de compartir
juntos la mesa celestial!
El
amor de Dios genera unidad en la diversidad. (RBC)