Así que, imagina el pánico que se produjo
cuando el piloto de un avión lleno de pasajeros quiso comunicarse por radio con
la torre de control y no hubo respuesta. Al final, se descubrió que el
controlador de tráfico estaba allí, pero que se había dormido, con lo cual
había puesto en un terrible peligro al piloto, a los pasajeros y la aeronave.
La buena noticia es que el avión aterrizó sin problemas.
Una noticia mejor aún es que Dios, el supremo
controlador de tránsito, nunca se adormece ni duerme. Desde su estratégica
perspectiva celestial, sabe todo lo que sucede en y alrededor de tu vida. Como
señala el salmista: «Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la
tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda»
(121:2-3).
Puedes darlo por descontado: Dios conoce los
peligros latentes e incansablemente dirigirá el tráfico de tu vida para tu
beneficio y para su gloria (Romanos 8:28).
Como Dios nunca
duerme, podemos estar tranquilos. (RBC)