Era una visión impresionante, pero que solo refleja una mínima parte de cómo ve quizá el Señor nuestro mundo.
El salmista celebró la visión del Señor escribiendo estas palabras: «Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres […]. He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre» (33:13-19).
A diferencia de un satélite insensible, Dios mira con Su corazón de amor mientras considera quiénes somos y qué hacemos. La Biblia revela que el Señor anhela que confiemos en Él y que sigamos Sus caminos. Nunca estamos fuera de la vista de Dios, y Su mirada está atenta sobre todos aquellos que esperan en Él.
Para todos los que han aceptado a Jesucristo por medio de la fe y lo conocen, es alentador darse cuenta de que todos los días formamos parte de Su panorama asombroso.
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Mantén tus ojos puestos en Dios; Él nunca te quita de Su vista. (RBC)