Cuando se supo que la fecha programada
para el juego de fútbol americano más importante de 2011 coincidía con Yom
Kippur (Día del Perdón), el departamento estudiantil de la Universidad de Texas
les solicitó a los funcionarios de la escuela que cambiaran de día. Dijeron que
era injusto hacer que los alumnos judíos tuvieran que elegir entre la
competición clásica contra sus rivales de Oklahoma y la celebración del día más
importante y sagrado del año para ellos. Pero la fecha no se modificó. Incluso
en sociedades donde la gente goza de libertad religiosa, todavía se exige que
las personas que profesan una determinada fe tomen decisiones difíciles.
Daniel demostró su valentía para
obedecer a Dios sin importar las consecuencias. Cuando sus rivales políticos le
tendieron una trampa para quitarlo de su camino para llegar al poder (Daniel
6:1-9), él no desafió la ley ni se quejó de que lo habían tratado mal. «Cuando
Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las
ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al
día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes» (v.
10).
Daniel no sabía si el Señor lo libraría
del foso de los leones, pero no le importó. Decidió honrar a Dios con su vida,
cualquiera que fuese el resultado. Al igual que Daniel, somos libres de escoger
seguir al Señor.
Nunca puedes equivocarte cuando sigue a Dios. (RBC)