A principios del siglo xx, los
residentes de Fort Bragg, una ciudad ubicada a orillas del mar en Estados
Unidos, desechaban la basura arrojándola desde un acantilado a una playa
cercana. Latas, botellas, vajilla y residuos en general se acumulaban en pilas
enormes y desagradables. Aunque después dejaron de hacerlo, siguió siendo una
vergüenza: un basurero aparentemente imposible de reciclar.
Sin embargo, con los años, la acción de
las olas rompió los vidrios y la loza, y llevó la basura al mar. El oleaje fue
revolcando los trozos de vidrio y suavizando su superficie en la arena debajo
del agua, hasta crear una especie de «mar de vidrio» que se volvió a depositar
en la playa. Actualmente, la Playa de Vidrio es una belleza caleidoscópica que
atrae a miles de turistas.
Quizá sientas que tu vida se ha
convertido en un basurero; un lío sin esperanza. Si es así, debes saber que hay
alguien que te ama y desea liberarte y hacerte suyo. Entrégale tu corazón a
Jesús y pídele que te limpie. Tal vez el Señor te «revuelque» y lleve tiempo
suavizar tus bordes ásperos, pero Él nunca te abandonará, ¡sino que te que
convertirá en una de sus joyas!