Cuando era joven, y con un espíritu vengativo, el apóstol Pablo se
oponía a Jesús y a sus seguidores: «asolaba la iglesia, y entrando casa por
casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel» (Hechos
8:3). Pero, un día, se encontró con el Cristo resucitado, y la historia de su
vida cambió (9:1-16).
En una carta a Timoteo, su hijo en la fe, Pablo describió así aquel
suceso que transformó su vida: aunque era «blasfemo, perseguidor e injuriador;
[…] la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en
Cristo Jesús» (1 Timoteo 1:13-14).
Jesús nació en nuestro mundo y entregó su vida para que pudiéramos ser
perdonados y transformados por la fe en Él. ¡Esta es la esencia de Navidad!
Un cambio de conducta empieza cuando Dios transforma nuestro corazón. (RBC)