Muchos idiomas tienen dichos sobre la dificultad de cambiar hábitos
antiguos. En inglés: You can’t teach an old dog new tricks [Perro viejo no aprende
trucos nuevos]. En francés: Ce n’est pas a un vieux singe qu’on apprend a faire
la grimace [Mono viejo no aprende a hacer muecas]. En español: Loro viejo no aprende a
hablar.
Cuando Jesús le dijo a Nicodemo que debía nacer de nuevo para poder ver
el reino de Dios, él respondió: «¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?
¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?» (Juan
3:3-4). El profesor y escritor Merrill Tenney propone que Nicodemo quiso decir
lo siguiente: «Reconozco que es necesario un nuevo nacimiento, pero soy
demasiado viejo para cambiar. Ya tengo un estilo de vida. El nacimiento físico
es imposible, y el renacimiento psicológico es aun menos probable […]. Mi
situación no tiene salida».
La respuesta de Jesús incluyó estas palabras: «Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (v. 16). Esta es la propuesta para
una nueva vida y un nuevo comienzo para todos: jóvenes o viejos.
Independientemente de tu edad o situación en la vida, con el poder de
Dios, nunca es demasiado tarde para cambiar.