Todas estas esperas pueden recordarles a los
creyentes que la Navidad celebra la anticipación de algo mucho más importante
que las tradiciones de esta fiesta. Tal como los israelitas en la antigüedad,
nosotros también esperamos a Jesús. Aunque Él ya vino como el tan esperado
Mesías, todavía no ha vuelto para reinar sobre toda la Tierra. Por eso, hoy
esperamos la segunda venida de Cristo.
La Navidad nos recuerda que Dios también
espera… espera que los seres humanos vean su gloria, admitan que están perdidos
sin Él, respondan afirmativamente a su amor, reciban el perdón divino, se
aparten del pecado. Mientras aguardamos su segunda venida, el Señor espera que
todos se arrepientan. A nosotros puede parecernos un retraso en cuanto a su
regreso, pero en realidad, está esperando con paciencia (2 Pedro 3:9).
El Señor espera tener una relación personal
con aquellos a quienes ama. Él dio el primer paso cuando vino como el niño
Jesús y el Cordero para el sacrificio. Ahora espera que nosotros lo recibamos
en nuestra vida como Salvador y Señor.
Pacientemente, Dios
cumple sus promesas. (RBC)